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Management of Natural Resources in the Chaco and High Valley Regions Project

09 marzo 2014

Evaluación de los resultados de un proyecto

Resumen ejecutivo

El proyecto. El propósito del Proyecto de Manejo de Recursos Naturales en el Chaco y Valles Altos (PROMARENA) (2000-2011), fue el de disminuir la pobreza y mejorar las condiciones de vida de la población rural, promoviendo el manejo y la conservación de los recursos naturales, reduciendo el proceso de desertificación en curso, y apoyando los emprendimientos económicos de los beneficiarios orientados a los mercados. El proyecto pretendía beneficiar a los pequeños agricultores al incrementar el valor de sus activos y sus ingresos mediante una gestión adecuada de los recursos naturales.

Esto se realizaría a través de: i) la mejora de los recursos naturales y el aumento de la capacidad de las organizaciones de beneficiarios de manejarlos de forma racional y sostenida; ii) la satisfacción de las demandas de asistencia técnica de los beneficiarios relacionadas con las actividades de producción y comercialización y el apoyo a sus planes de negocios. PROMARENA aplicó un sistema de concursos con premios entre familias, comunidades, grupos de mujeres, y organizaciones radicadas en entornos ecológicos y/o productivos similares, para motivar la participación de la población objetivo en relación al manejo y la conservación del medio ambiente. Se promovió también el desarrollo de un mercado de servicios rurales de asistencia técnica para la producción y la comercialización.

La zona del proyecto fue ampliada en 2008 a los departamentos de Cochabamba y Santa Cruz, alcanzando así un total de 19 372 familias. Los costos del proyecto fueron estimados en USD 15 millones, de los cuales USD 12,0 millones provenían del préstamo del FIDA. Al cierre del PROMARENA, los costos totales efectivos del proyecto fueron de USD 13,9 millones.

La evaluación. Esta evaluación del PROMARENA ha sido conducida en preparación de la evaluación del programa del FIDA en Bolivia, que será completada en el año corriente, 2014. El objetivo era proporcionar una evaluación independiente de los resultados del proyecto y extraer lecciones aprendidas que servirían para futuras operaciones del FIDA en Bolivia.

El desembolso fue muy bajo en los primeros años del proyecto: sólo un 17% a final de 2006. Además de los tiempos largos de efectividad, la implementación del PROMARENA sufrió muchos atrasos vinculados, en particular, a numerosos cambios institucionales, a los procedimientos administrativos y la falta de autonomía en la gestión. El desempeño del proyecto mejoró muchísimo después de la ampliación geográfica y la aceleración de los desembolsos.

En general, el proyecto es valorado positivamente por la atención a los activos naturales, sus métodos participativos y enfoque en la capacitación de las poblaciones vulnerables y provisión de asistencia técnica. Sus logros consistieron en la promoción en las comunidades de nuevas actividades productivas y en la difusión de técnicas de conservación del suelo, gestión del agua, nuevas prácticas mejoradas agrícolas y ganaderas. Estas técnicas, sin embargo, fueron adoptadas sólo parcialmente en las comunidades por las familias que participaron.

El proyecto ocasionó incrementos en los activos físicos, naturales y sociales de los beneficiarios, sin embargo las condiciones de vida de dichos beneficiarios mejoraron de forma limitada y en general, este poco cambio no ocurrió para las poblaciones más vulnerables. El componente de desarrollo de negocios e inserción en los mercados tuvo una demanda reducida que no generó el mercado de servicios rurales no financieros previsto. Por otra parte, fue principalmente útil para grupos previamente consolidados que podían utilizar eficazmente el servicio de asistencia técnica. Los beneficios para los demás grupos fueron poco sostenibles.

Lecciones aprendidas. Autogestión y capacitación horizontal. La estrategia de PROMARENA priorizó la participación, autonomía y autodeterminación de las comunidades, y un enfoque campesino a campesino para la capacitación y asistencia técnica. Se logró una clara mejora del capital social y humano, así como hubo progreso en el empoderamiento de los beneficiarios.

Enfoque territorial y conservación de recursos naturales. El enfoque orientado a la unidad familiar limitó en gran medida los impactos globales y la sostenibilidad del proyecto en términos de la gestión de los recursos naturales, por no haber considerado intervenciones territoriales de mayor escala, la incidencia del uso colectivo de los recursos naturales y por no haber movilizado a las autoridades municipales en acciones de gobernabilidad ambiental o infraestructuras clave.

Focalización de pobreza. Una proporción muy importante de las familias, las más vulnerables, no participaron en el proyecto. El proyecto exigía el aporte de la contraparte en todas las actividades y contemplaba sólo la asistencia técnica para las mejoras productivas e inserción en mercados sin considerar las necesidades de inversión financiera. Hubo un desbalance entre la gestión y conservación de los recursos naturales, por una parte, y la necesidad de desarrollo económico de corto plazo de las poblaciones, por otra parte.

Escalera del desarrollo. En un proceso sucesivo a lo largo del tiempo (escalera) con diferentes etapas, una proporción de grupos organizados y comunidades vino avanzando, apoyados por el proyecto y otras intervenciones, accediendo a una gestión más compleja y sostenible en distintas cadenas de valor, aunque el apoyo no fue coordinado.

Recomendaciones. Necesidad de una estrategia integral de reducción de la pobreza y desarrollo sostenible. Es necesario combinar el desarrollo social y económico, con la gestión y conservación de los recursos naturales. Se requieren abordajes más integrales que proporcionen beneficios en períodos de tiempo más breves e incluyen el fortalecimiento de organizaciones, el apalancamiento de inversiones con otras iniciativas en curso, servicios financieros, apoyos para accesos a cadenas de valor y mercados, y articulación con el sistema de políticas públicas.

Unir el enfoque territorial y socio ambiental. Es necesario un enfoque territorial y socio ambiental simultáneo que integre comunidades y gobiernos locales con métodos participativos y planes de ordenamiento territorial. Implica trabajar a nivel de la unidad familiar y buscar soluciones a escalas mayores, construyendo alianzas y compromisos para la gestión territorial.

Definir la focalización en poblaciones vulnerables y adecuar las modalidades de intervención. Los nuevos proyectos deberían definir intervenciones diferenciadas dirigidas a beneficiarios distintos. Por un lado, poblaciones que ya fueron apoyadas y/o tienen un buen potencial productivo o de inserción en mercados; por otro lado, poblaciones más vulnerables con intervenciones de seguridad alimentaria, hábitat, microfinanzas y políticas sociales. En este contexto, es fundamental continuar priorizando la participación de la mujer en el marco de una discriminación positiva y por su dedicación a las actividades ganaderas, y la economía del hogar (agua, leña, huerta).

Reducir y focalizar el área de intervención de los proyectos. La combinación señalada de un enfoque territorial, integral, focalizado y de autogestión es compleja, y requiere dedicación intensiva de recursos humanos calificados. En consecuencia, es importante para los recursos limitados del FIDA concentrar sus esfuerzos en pocas zonas geográficas, a favor de intervenciones con ampliación de escala (y no más pilotos).

 

 

Executive summary

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