Proyecto Pequeños Productores Agrícolas de la Región SurOeste (1994) - IOE
Proyecto Pequeños Productores Agrícolas de la Región SurOeste (1994)
Resumen estructurado del informe de evaluación a mitad de período. Febrero 1994
La zona del proyecto está servida por cinco sistemas de riego. Está situada en las provincias de Bahoruco e Independencia, en la región sudoccidental. El clima es árido y la pluviosidad media es de 600 mm/año. La estación seca llega a ser crítica entre noviembre y abril.
La población de los seis municipios en donde está comprendido el proyecto era de 73 000 personas en 1985. Debido a la emigración, por las desfavorables condiciones económicas de la zona, el aumento anual era de sólo del 1%. La tasa de actividad alcanzaba al 30%, en tanto que se estimaba en un tercio la población rural desocupada. En el área del proyecto se localizaban unas 17 000 personas (aproximadamente 2 800 familias) y una parte apreciable de las mismas tenían problemas de malnutrición, especialmente por deficiencias proteicas, enfermedades infecciosas y deficiencias en la calidad del agua y de los servicios sanitarios.
En 1985 los ingresos medios anuales por persona ocupada eran de USD 290 en la zona, frente a una cifra de USD 810 a nivel nacional. Esto implicaba que, en promedio, los ingresos anuales de una familia de seis miembros alcanzaban a USD 1 740. La tierra está distribuida predominantemente en minifundios, con un 85% de los campesinos en parcelas de menos de tres ha. De las 5 200 ha. de la zona del proyecto, el 44% se dedica a cultivos permanentes, siendo el plátano el cultivo principal. El 10% de la superficie se dedica a cultivos anuales, el 9% a cultivos mixtos y un 6% a pastos. El resto del terreno tiene un escaso aprovechamiento agrícola o no se dedica a esta actividad. La producción ganadera era muy escasa.
Objetivos del proyecto y diseño
En la zona del proyecto se encuentran 2 800 familias agricultoras, cuyas explotaciones se encuentran dentro de los cinco sistemas de riego, las cuales se benefician de las mejoras en el manejo y suministro de agua así como de los servicios de extensión y capacitación. Dentro este conjunto, un 60% (1 700) son usuarios potenciales del crédito, a quienes se presta asistencia intensiva. Los grupos y asociaciones (como las mujeres y regantes) son particularmente beneficiados en la capacitación para la comercialización y la promoción de servicios.
Componentes: 1) rehabilitación de sistemas de riego, 2) transferencia de tecnología, capacitación y extensión, 3) crédito, 4) participación de la mujer en el desarrollo, 5) organización y gestión, y 6) seguimiento y evaluación.
Objetivos y componentes
Los propósitos principales del proyecto son aumentar la producción de los cultivos básicos y elevar el nivel de ingresos y nutrición del grupo objetivo. Otros objetivos son acrecentar la participación de la mujer en el desarrollo social y económico de la zona, mejorar los sistema de comercialización y de servicios agrícolas, contribuir a la sustitución de importaciones y al aumento de las exportaciones.
Supuestos y efectos esperados
La estrategia propuesta para ello comprende: 1) mejorar la eficiencia de los sistemas de riego hasta el nivel parcelario, 2) fortalecer los servicios de extensión, capacitación y comercialización, 3) suministrar crédito en tiempo y forma a los pequeños productores, y 4) propender a la formación, organización y desarrollo de asociaciones de mujeres para mejorar el papel social y la inserción productiva de las campesinas en la zona de influencia del proyecto.
Evaluación
Contexto de la implementación y su evolución
Logros del proyecto
En los tres primeros años de ejecución el proyecto se ha mantenido en plena actividad y ha logrado superar con éxito numerosas dificultades que podrían haber comprometido la marcha del mismo. Aspectos dignos de destacar son la estabilidad del personal que integra el proyecto, especialmente los cargos de conducción, así como la satisfactoria relación existentes entre las diversas instituciones oficiales que participan en el proyecto.
Los principales avances del proyecto se refieren al desarrollo organizativo de los núcleos de regantes, la ejecución de las obras del sistema Panzo-Las Marías y las actividades llevadas a cabo por el componente de mujer campesina. También cabe destacar la realización oportuna de los estudios de base (el socioeconómico y el de mujer campesina), a los que se añaden varios estudios complementarios (realizados por el componente de seguimiento y evaluación -S y E-), así como la mejoría reciente en el ritmo de colocación de los créditos. Todos estos esfuerzos han sido realizados en un área donde prevalece la pobreza rural y constituyen un importante avance en relación a los objetivos del proyecto.
El proyecto ha beneficiado a 1 721 usuarios organizados en núcleos de regantes que están operando aproximadamente 1 800 ha. con riego rehabilitado. Se anticipa beneficiar a 2 808 usuarios hasta el fin del proyecto que operarían sobre 5 215 ha. de riego rehabilitado.
Efectos, impactos y sostenibilidad
Los avances del componente de mujer campesina han sido notables. El proyecto impulsó la creación de 26 asociaciones de mujeres campesinas que nuclean 654 socias, lo que da un promedio de 25 mujeres por asociación. Este esfuerzo organizativo se ha extendido a toda el área del proyecto, así es como en la actualidad existen asociaciones de mujeres en todos los sistemas de riego.
Cuestiones principales y recomendaciones
Existe preocupación por la reiterada demora en que ha incurrido el gobierno para la asignación de los fondos de contrapartida nacional. La falta de estos recursos está comprometiendo la situación financiera del proyecto y, de persistir, podría llegar a paralizar sus actividades.
Las causas principales de la diferencia entre lo programado y lo ejecutado en la actividad crediticia (7.2% de lo programado en tres años de los cinco que durará el proyecto) son las siguientes: 1) las condiciones de sequía durante 1991 y 1992, 2) los retrasos en las obras de riego asociadas con el proyecto, 3) la falta de una adecuada programación, coordinación y supervisión de las actividades que desempeñan los agentes de desarrollo de la sucursal Neyba y los extensionistas agrícolas, 4) la falta de una estrategia de colocación basada en grupos organizados de base (núcleos de regantes), 5) la existencia de un sistema de cargas de trabajo en la sucursal Neyba que desestimula la colocación de nuevos créditos, y 6) la sobre estimación de la demanda efectiva en la Evaluación Ex-Ante.
Existe una débil articulación entre los componentes (sobre todo riego, transferencia tecnológica y crédito).
La eficiencia en el uso del agua, bajo las condiciones imperantes en los sistemas de riego, es baja: alrededor de un 25% o menos. Restricciones de tipo físico, tales como suelos que apenas pueden soportar alisamientos y emparejamientos, atentan contra un mejor uso del recurso agua. No obstante, los mayores problemas se presentan en las propias parcelas en donde a una inadecuada sistematización de los suelos se añaden problemas de drenaje y prácticas incorrectas tanto en la preparación de la tierra para la siembra como en la aplicación del riego.
La Unidad Ejecutora y el componente riego tiene puesto el énfasis en las obras de riego, minimizando los problemas que se pueden derivar del mal manejo del recurso agua por parte de los parceleros. La práctica dominante de riego en la región es por inundación, la cual se encuentra reforzada por la modalidad en que se cobra el agua: la tarifa es por superficie y no por volumen utilizado. Esto induce al campesino a emplear el mayor volumen de agua posible en el turno que le corresponde. Esta forma de manejo deteriora severamente la calidad de los suelos y agrava los problemas de salinidad que estos presentan.
En las partes más altas de las cuencas (> 500 m.s.n.m.) se observan importantes desforestaciones que, de continuar, afectarán la disponibilidad futura de agua. Esta degradación del medio ambiente se debe a la extracción de madera que hacen los campesinos con el propósito de procurarse leña y carbón, las principales fuentes de energía en la región.
El componente de S y E realiza un seguimiento rutinario y burocrático de la marcha del proyecto, lo que ha impedido detectar las diversas limitaciones surgidas. Faltan indicadores sobre la marcha de las diversas actividades.
Mejorar y profundizar la programación de actividades así como la coordinación e interacción entre sus diversos componentes (sobre todo riego, transferencia tecnológica y crédito).
Resolver los atrasos provocados por la empresa constructora en la rehabilitación del sistema Cambronal-Las Lajitas y otorgar toda la importancia que tiene tanto la preservación del suelo en la agricultura bajo riego como la protección de las cuencas.
Mejorar la eficiencia en materia de extensión y avanzar en la identificación del patrón de cultivos bajo riego.
El componente de mujeres campesinas debe concentrar las energías en los temas prioritarios. Debe evitarse el riesgo de la dispersión, lo que puede comprometer el fruto del esfuerzo realizado. Los temas prioritarios son los siguientes: 1) el fortalecimiento de las asociaciones para que se proyecten después de la finalización del proyecto, 2) la consolidación de aquéllos proyectos productivos que presentan mejores perspectivas (vitivinicultura, producción de lechosa, horticultura, elaboración de aguardientes, vinagres, mermeladas, etc.), y 3) prestar particular atención a diversos servicios post-cosecha (conservación, transporte y -en especial- todo lo relacionado con la comercialización).
Incrementar los desembolsos de la línea de crédito del proyecto a partir de una adecuada programación de las colocaciones y de contar con apropiada información sobre la cartera, en especial relativa a mora. La prospección de nuevos clientes debe ser mejor coordinada y programada con otros componentes del proyecto con el fin de que la programación del mercadeo crediticio se coordine más intensamente con los avances del componente de riego y transferencia tecnológica.
Establecer un fondo de apoyo a los prestarios del proyecto para financiar las actividades que contribuyan a mejorar la comercialización, agroindustrialización, conservación y transporte de los productos agrícolas producidos por los usuarios del proyecto. Las condiciones de esos créditos a micro y pequeñas empresas rurales no agrícolas podrán ser establecidas de mutuo acuerdo entre el BARD y el FIDA.
Es necesario rebajar la tasa de interés nominal que se está cobrando para los crédito de comercialización. La actual tasa del 24% anual implica una tasa real del 20.7%, lo que constituye un valor fuera de toda proporción para las actividades de los pequeños productores del proyecto. Se propone equipararla con la que se cobra para la producción, es decir, un 16% anual.
Las autoridades nacionales pertinentes deber dar todo el apoyo necesario para que el componente de transferencia tecnológica tenga acceso a material vegetal genéticamente mejorado para aumentar la productividad agrícola con riego y agrotécnicas mejoradas. El desarrollo de microempresas de comercialización, apoyadas por crédito del proyecto, podría ser un instrumento valioso para contribuir a solucionar el problema.
Se debe elaborar, en coordinación estrecha con el componente de transferencia tecnológica, un programa de capacitación parcelaria destinado a aumentar la eficiencia de uso del agua y la preservación del suelo.
La Unidad Ejecutora deberá establecer un convenio para que se elabore a la brevedad un diagnóstico operativo sobre el medio ambiente biofísico de la zona. El estudio deberá estar orientado a identificar las acciones, medidas y políticas necesarias para el manejo sostenible de los recursos naturales renovables. Además, el proyecto deberá estimular las motivaciones comunitarias para la reforestación.
El proceso de motivación y organización de los beneficiarios en núcleos de regantes debe intensificarse, incluso adelantándose a la construcción o rehabilitación de los sistemas de riego.
En el componente de S y E es necesario completar el equipo con la designación de un técnico "senior", que también apoye técnicamente al coordinador de la Unidad Ejecutiva, así como tomar las acciones necesarias para superar el relativo aislamiento entre los integrantes que se desempeñan en la sede del Banco Agrícola de la República Dominicana (BARD) en Santo Domingo y el resto de los componentes que trabajan en Neyba, incluyendo la propia Unidad de S y E.
Es fundamental realizar el trabajo de S y E tal como fue planteado en diversas asesorías sobre la materia y que en buena parte figura en los estudios de línea de base y utilizar los indicadores pertinentes. Además, se recomienda efectuar contratos de asistencia técnica con diversas instituciones que operan en el medio local (universidades, organismos no gubernamentales -ONGs-, Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura -IICA-, etc.) ya que pueden realizar valiosos trabajos (estudios de caso, estudios especiales, etc.) para el proyecto.
Es necesario involucrar a los beneficiarios del proyecto tanto en la programación de actividades como en las labores de S y E.
El seguimiento y la evaluación del proyecto no debe centrarse solamente en actividades realizadas (número de crédito colocados, cursos de formación impartidos, obras de riego realizadas, etc.), sino en los efectos e impactos que esas actividades tienen sobre la población objetivo. De lo contrario, los gestores y ejecutores organizarán sus tareas con el fin de aumentar el número de actividades, sin pensar en la utilidad de las mismas.
Los proyectos con diversidad de componentes deben coordinar sus actividades, con el fin de aumentar la eficacia de la implementación.
Los proyectos con actividades de extensión agrícolaganadera deben dar mayor importancia a las actividades de comercialización, conservación y transporte de los productos producidos, ya que un aumento en la productividad no implica necesariamente un aumento en los ingresos monetarios de los productores.